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75% Agua, 100% Solidaridad.

martes, 8 de noviembre de 2011
Manizales se quedó sin agua, ha perdido personas por culpa del invierno, ha perdido la esperanza y parece que también perdió el amor y el respeto de los que viven lejos.



Hace algún tiempo, con un grupo de amigos, nos comprometimos a realizar un proyecto de literatura y fotografía para impulsar a Manizales como una ciudad distinta y para resaltar su belleza y la verdadera humanidad de su gente. El proyecto fracasó porque yo nunca me sentí cómoda escribiendo sobre una ciudad que me negaba la oportunidad de ser una profesional. La rechacé, la odié, la discriminé e incluso me burlé de ella con sevicia y rencor. Poco a poco su paz me hizo perdonarla y entiéndase PAZ como lo que verdaderamente significa y no como resignación y conformismo. Tantas veces me ofrecieron trabajos políticos, favorcitos de esos que se quedan debiendo toda una vida y que se vuelven el cáncer de una ciudad, pero fue justamente ahí cuando me di cuenta que una forma inteligente de revelarme y protestar, era rechazar todas esas ofertas aunque ello significara ser una profesional desempleada un largo tiempo.



Hemos sido Manipulados por una maquinaria política fuerte en corrupción y en nombre. La mayoría de ciudadanos han votado toda la vida por los Yepes, los Tapasco, los Barco, etc., y nos han traído hasta aquí sin fuerza, agotados, tristes, con miedo y seguros de que en la próximas elecciones nada cambiará porque los que luchamos para que así sea, somos pocos y de eso estoy convencida. Somos pocos porque fulanito de tal está en Argentina, Perencejo está en Bogotá, tal y tal en Medellín, aquel en París y así se han regado por todo el mundo, porque también somos unos duros en otras ciudades¸ y cuentan con mi admiración por estar demostrando en otros países que académicamente somos muy fuertes y comprometidos, pero lo que no comparto por ninguna razón es la actitud que han tomado esos manizaleños que viven lejos, basada en unos hechos parciales y editados por los medios de comunicación.



Y no soy una resentida por decir que los que viven lejos no deberían opinar sobre la situación actual de Manizales, pues cuando me dé la gana puedo irme y asumir que me salvé de esta ciudad y que voy a tener un futuro distinto; la cuestión es que no quiero irme, porque siento que hay mucho por hacer, hay mucho que enseñar y cantidades enormes de conocimiento para aportar y sin necesidad de mencionar politiqueros ni elecciones ni revueltas.



He conocido una cantidad de personas valiosas para esta ciudad, llenas de grandiosas ideas con un porcentaje de fe tan increible que parecen ciegos y resignados. Carlos Mario Uribe se levanta todos los días a buscar la poesía de su ciudad y se dedica con un gran esfuerzo a convocar a los nuevos escritores para hacer eventos que practicamente salen de su bolsillo y de la solidaridad de algunos que creemos en él, Elsa Victoria Jimenez ha formado a los niños de esta ciudad en el arte y en la sobrevivencia tesa de hacer malabares para ganarse la vida por el arte y no por la mendicidad, Claudia Lorena Sanz León ha metido su corazón, su cuerpo, su sanidad física y mental para crear una especialización en Atención y Prevención de desastres, aunque suene paradójico, porque justamente comprendió que no podía quedarse sentada esperando que llegara un buen alcalde que la apoyara en sus proyectos ambientales y más bien actuó por nombre propio y con la plena intención de hacernos una ciudad más fuerte en manejo del riesgo. Ana Esther García y Alex Cano publican periódicamente las creaciones de los nuevos artistas, de esos artistas del silencio y del miedo que se han vuelto grandes gracias a estos dos amigos, y puedo mencionar 10 más, 20, 30, tantos que han trabajado solos, sin un aval político, solo por la convicción de que en Manizales hay vida todavía y no entes del letargo.





Tanto se dedicaron a criticar desde sus cómodas distancias los manizaleños que se fueron, que nos han herido y decepcionado a los que quedamos luchando y entregando nuestra ciega fe sin importar nada más. El mal siempre opaca la bondad, y es así que nos han ilustrado como una ciudad de rango abolengo, como unos ciudadanos de alta alcurnia y de sangre azul que dormimos bajo el brazo de la corrupción como niños con hambre y con mamitis. Yo pido una tregua a las ofensas porque estamos de luto, porque debemos respetar el dolor de quienes han perdido amigos, compañeros, familia o simples conocidos de barrio, una tregua a sus insultos para que se enteren bien de que en esta ciudad no han parado las quejas y las protestas desde que pasamos por esta emergencia. Ya no se si se aplique lo de que nos merecemos los gobernantes que elegimos porque teniendo en cuenta la manipulación de las urnas y de los tarjetones tal vez no nos merezcamos más que el silencio porque "De lo que no sabemos es mejor no hablar".



Qué es lo que quieren los que nos juzgan tan ligeramente: Qué nos tomemos la alcaldía con fuego y que linchemos a los gobernantes para que retomemos el típico comportamiento violento que nos vuelve animales y que nos da otro motivo de rechazo?, es evidente que hay un hueco enorme que no permite producir el cambio y se trata de la cantidad de gente que se ha ido que ya no vota, que ya no opina activamente, que ya no vive y convive en esta ciudad, que vienen cada 6 meses a hablar y hablar de lo que no han experimentado, que critican las calles, el frío, los bares, el cine, la gente, la educación. Me pregunto si en Bogotá también se indignaron mucho antes de que saliera a la luz pública el carrusel de la contratación, cuántos años llevan con las vías destruidas y las transitan con la queja diaria y resignados. Me pregunto si en Medellin se han indignado mucho por las olas de violencia en la Comuna 13 donde han asesinado al arte más de una vez, me pregunto si en Cali se han indignado mucho por las cifras exageradas de desempleo y si en Pereira se han indignado mucho por la aparición extrafalaria de la mafia. SOMOS TODOS UNOS DORMIDOS ENTONCES porque yo no veo cambio alguno en la historia de este país.



En cambio si tengo que decir que hoy, 07 de Noviembre de 2011, me viene a la cabeza como un video de recuerdos, los momentos en los que los manizaleños salimos a las calles a ayudar a recoger agua, momentos en los que los vecinos de Villamaría ofrecían sus casas para que nos bañáramos y laváramos la ropa. La cantidad de paisanos caminando por las calles encorbatados y ayudando a cargar agua a los señores de la tercera edad y a las mujeres cabeza de hogar. A los conductores que se ofrecieron sin costo para transportar el agua, a los que se parquearon diario en los nacimientos a ayudar a la gente a llenar baldes y botellas. A los muchos que han ido a Cervantes a llevar ropa, cobijas, alimentos, oraciones, sancocho, café, amor... a los muchos que se han metido al lodo a rescastar a personas que ni conocen pudiendo estar en el partido del Once Caldas, o en el centro comercial. Se me vienen a la cabeza las llamadas que hemos hecho preguntando listados y comunicando a toda la ciudad las novedades para que puedan encontrar a sus familiares.



Y si de protestar se trata hay algo que no saben los que han criticado sin piedad, porque los medios de comunicación lo han tapado con información parcializada o errada. Nadie habló de las múltiples manifestaciones en los barrios de Manizales, nadie habló de los carros dañados, de la gente herida, de la propaganda pollítica quemada y destruida como forma de protesta, del histórico y aún fracasado voto en blanco. Nadie habló de los bloqueos de vías y de la toma pacífica de carrotanques y carros de bomberos. Nadie ha hablado de la frustración que se siente en Manizales por tanta crítica mientras pasamos por eventos tan difíciles.



Algunos tendrán razones para creer que somos unos resignados, pero hay más razones para creer que somos humanos invadidos por la solidaridad y el buen corazón aunque esté herido ahora, como el mío.



En lugar de regar la información errada de lo estupidos que somos supuestamente, que tal si se unen a la fortaleza y a la calma que se merece un día de luto como este. Que tal si protestan con nosotros y no contra nosotros, que tal si en lugar de olvidar a Manizales como la ciudad frágil que es, recuperammos la pasión y el respeto que le tienen los ancianos, sólo que esta vez sin depender ni darle tanta importancia a sus gobernantes, pues ya está visto que a ellos no los hemos necesitado los últimos 15 días.





LAURA SANZ

SER PROFESIONAL EN COLOMBIA ES UN ACTO DE FE

lunes, 9 de mayo de 2011

Cuando era pequeña y me preguntaban por lo que quería hacer cuando fuera grande, yo decía que quería ser Ingeniera de Petróleos, eso define un poco lo desubicada que siempre estuve, pues mientras mis amiguitos decían que querían ser doctores, policías y bomberos, yo veía un futuro emocionante explotando lo que mal llaman “El Oro Negro”. Sin embargo, pasaba los días jugando a ser escritora y hacía resúmenes en esos cuadernos de hojas amarillas sobre las películas que veía; entre ellas, Los Ositos Cariñositos, Fresita y una que me llevó bastante tiempo resumir que se trataba de la vida de Cristóbal Colón y su “Gran Descubrimiento”. Luego supe que también era buena escribiendo poemas y por cada ocasión o por cada objeto que se me ocurría escribía unos cuantos versos: El Pajarito, Mi Hermanita, Mi Papá, Mi Mamá, Mi Perrito, El Cielo, La Flor, El Amor, El Osito, El Beso, El Colegio… y otra cantidad que recuerdo con una tierna nostalgia. A los 16 años ya le había escrito un libro completo al primer tipo que me movió el piso y cuando menos pensé, hacía parte de un grupo de poetas manizalitas que participaba en recitales de poesía importantes y así logré compartir la misma mesa y el mismo micrófono con grandes escritores de la ciudad. Siendo así el asunto, todo conspiraba para que dedicara mi vida profesional a una carrera humanista que me permitiera ser grande con mis palabras. En agosto del año 2000 entré a estudiar Filosofía y Letras con la firme convicción de que jamás sería profesora y por el mismo argumento escogí la ruta investigativa porque mi romántico sueño me ubicaba rodeada de libros, redactando proyectos de investigación, publicando y ofreciendo conferencias alrededor del mundo. En el año 2006 empecé a estudiar Derecho, porque ¡vaya! si la combinación perfecta es el derecho y la filosofía, lo cual sin duda, me impulsaría con mucha más fuerza a ese sueño dorado de escribir. Obtuve mi título profesional en filosofía y me encuentro a menos de un año, tal vez, de ser abogada, pero aún me pregunto en qué punto de este trayecto de vida me equivoqué en la elección o en qué punto se equivocó el destino conmigo.

Nadie me educó para someterme al sistema. Nadie me contó que uno no estudia carreras profesionales para ser lo que uno sueña sino para sobrevivir a lo que otros sueñan. Es aquí justamente donde me tropiezo con la frustración de muchos de mis amigos, con las mismas herramientas, con el mismo corazón apasionado y las ganas y hastiados de la frustración y de las mismas respuestas.

Y entonces veo médicos que estudiaron para ser grandes psiquiatras y el sistema de salud de este país les ofrece como la gran opción, trabajar como médicos generales en las clínicas psiquiátricas a las que les falta seguridad, donde los locos enloquecen más y los adictos descubren que el paraíso no es precisamente la sobriedad en Colombia. Médicos que pelean contra su misma integridad personal para salvarle la vida a un paciente que no tiene seguridad social y no lo reciben en ningún hospital, médicos que se enferman, se mueren de hambre por falta de pago, no duermen, sufren de múltiples enfermedades emocionales por el mismo desequilibrio al que deben someterse para pagar una especialidad que les dará el lugar que se merecen supuestamente. Y si corren con suerte, encuentran un trabajo por medio de un contrato por prestación de servicios para hacer consulta externa sin instrumentos, cohibidos y castigados por mandar exámenes urgentes o por hacer diagnósticos demasiado costosos. Médicos que no pueden mirar al paciente a los ojos porque si lo hacen, la consulta seguramente se pasará de los 20 minutos que luego cobrarán por tanta amabilidad. El problema no puede reducirse a las 10 pastillas de ibuprofeno que manda un médico para un tratamiento, el problema es que ser profesional en este país no vale la pena y al que le parece que vale la pena, porque tiene un buen trabajo, no le pagan.

Dejemos a los médicos a un lado. Hace poco conocí a una psicóloga recién egresada, sin empleo y con la misma frustración. Resulta que la moda que ofrece el sistema colombiano para los psicólogos, es trabajar en las empresas de empleos temporales haciendo pruebas psicotécnicas para los otros miles de desafortunados que tienen la valentía de trabajar en un callcenter , y ni hablemos de los Comunicadores Sociales y Periodistas, que ahora deben escoger por obligación trabajar en campañas políticas y correr con suerte para ganarse un buen puesto o simplemente renunciar al gran sueño de ser directores de cine o periodistas de guerra o presentadores de farándula porque todos esos puestos están ocupados por las modelos y los actores o son demasiado peligrosos; y como también les cayó la plaga del “contrato por prestación de servicios”, entonces es difícil contar con protección con todas las de la ley y una completa seguridad social. ¿Abogados?, si antes los abogados y los médicos eran los profesionales prestantes de la sociedad, ahora son los que más luchan por la dignidad profesional. Ser abogado significa por definición ser ladrón y no importa cuán correcto eres, siempre cargarás con el estigma de querer aprovecharte de tus clientes y de ser poco diligente porque no sacas un proceso en menos de un mes, aunque no importe si es el juez el que debe llevar el ritmo. Eso si el abogado está tan desesperado que se dedica al litigio porque no consiguió jamás un puesto público, pues los hijos y los amigos de los magistrados o los avales políticos ya los tienen ocupados. Todo lo anterior sin mencionar que a dónde vayas te pedirán una maestría, fuera del absurdo requisito de la experiencia que jamás la adquieres porque nunca es suficiente o estas demasiado preparado para un cargo.

¿Maestría mis polainas, como diría Homero Simpson, acaso no importa la doble titulación?, ¿acaso muchos nos matamos 10 años de nuestra vida profesional para que no sirva de nada?. Maestría y doctorado para qué si igual van a pagar una miseria, maestría para qué en un país donde ni siquiera hay trabajo para los profesionales universitarios.

De los médicos, abogados, periodistas, psicólogos y demás, podemos cansarnos de hablar, pero entonces contaré lo que me ocurre como profesional en filosofía y letras, carrera que siendo hermosa, es la más subvalorada al lado de otras como sociología, antropología, lenguas modernas y otras muy románticas que se me escapan. El año pasado, atiborré esta ciudad de hojas de vida. Me tocó contra toda la fuerza de mi voluntad contar con la posibilidad de los colegios. Respeto y admiro como se lo merecen a los profesores de colegio, pero como lo dije al principio, esa no es mi vocación. Para armarme de valor por tan humillante labor, de buscar un trabajo en lo que toca y no en lo que se sueña, le pedí a una de mis mejores amigas su compañía aprovechando que ella también estaba “regalando” sus hojas de vida, y más que ser la experiencia de nuestras vidas, fue el detonante de una crisis personal y profesional que me acompaña hasta el día de hoy que decido hacer catarsis y liberarme del peso que ello implica. En un colegio prestante de esta pequeña ciudad, mientras nos secábamos hasta el alma por el aguacero que nos pronosticaba con furia lo que sería ese día, nos recibió la hoja de vida la señora de los tintos o la de los pisos o la de las puertas; el asunto es que tenía un delantal y una escoba y fue ella quien salió a recibirnos y agregó a su desfachatada presencia un: “ustedes saben que es sin ningún compromiso”. En qué cabeza cabe o en qué otro país puede suceder que la señora que limpia el colegio, que también tiene un trabajo digno, pero a la cual no le corresponde hacer la selección del personal, le diga a un profesional empapado y derrotado que no hay ningún compromiso de contratación por parte del colegio. Sólo le faltó decir que los políticos habían puesto suficientes profesores a trabajar allí y que nuestras profesiones eran muy poca cosa como para que la rectora o el director académico tuvieran la suficiente atención, respeto y delicadeza de recibir nuestras hojas de vida, así sirvieran para que la señora limpiara las ventanas del colegio. Está claro que en este país pedir trabajo es pedir limosna.

Y no puedo negar, porque es evidente, que vivo en un país hermoso, con gente maravillosa, con un talento incalculable, pero es un país muerto. Hay artistas, médicos, ingenieros, abogados, periodistas… hay millones de profesionales con un cúmulo invaluable de conocimientos que luchan contra el olvido. Nuestra tierra nos olvida, nos arrincona, nos subvalora y nos patea con frases como: “si no tienes una maestría no puedo contratarte”, “si no eres especialista no puedo contratarte”, “eres bueno pero sólo puedo pagarte el mínimo”, “haces un buen trabajo pero no puedo pagarte seguridad social”, “no puedes recetar tales medicamentos”, “que no importa si el paciente tiene sida”, “que no importa si haces las mejores terapias”, “que no importa si haces las mejores demandas”, “que no importa si tienes la mejor voz del país, el tropipop es la moda y tu rock no nos interesa”, “que no…”, “que no…”, “que no…”. No estamos pidiendo compasión, estamos pidiendo reconocimiento.

Hoy, cuando veo las noticias y me confundo porque no sé si fue que las grabé la semana pasada y se están repitiendo, me impulsa una rabia llena de tristeza y miedo porque esto que me ofrece mi país no es lo que quiero y deseo abandonarlo. Me avergüenza ver cómo se regocijan al contarle a los ciudadanos que se generaron no se cuántos empleos, pero todos ellos para construcción, o para hacer encuesticas o trabajar en un callcenter. Ya está bien de los Nule, ya está bien del desfalco al sector de la salud, ya está bien de inundaciones, de Osama y Obama. ¿Cuándo será que alguien habla de la verdadera crisis de este país, que es humana, que es de vida y no de dinero?.

Ser profesional en Colombia es un acto de fe…

Laura Sanz

HE VUELTO A MI

miércoles, 2 de marzo de 2011

Estaba lejos, en la espera del no hacer y en la ausencia. Tanta rabia explica las heridas, las mías sobre las tuyas y las de los que no pelearon contra mí. Me tuve miedo e intenté salvarme de mí misma. También ese silencio me pertenecía pero se derramó entre ruido e impaciencia.

Sólo el que se pierde rotando sobre su propio eje comprende lo que es perder la esperanza del regreso. Tú estuviste ahí, ignorando la batalla del más fuerte y poetizando mi malgastada forma de estar viva.

Pero el regreso de esta luz que siempre he sido me ha cicatrizado el pasado y me ha lanzado hacia ti, para recordar que te he amado incluso antes de esta inconsciencia. Los colores circulares de cada mañana me entregan entre mantras el recuerdo de mi paz y quiero estar... y quiero ser... y quiero vivir... y quiero amar.

Esta ausencia de mí provocó la armonía de mi caos y entonces encuentro dentro de mí, vida, silencio, prudencia, amistad y equilibrio.

Lamento las pérdidas, pero las celebro pues están en el lugar correcto. Lamento las ofensas, el egoísmo, la soledad, la inmadurez y la rabia permanente que fluía entre mis palabras y mis acciones. Lamento los desplantes, las llamadas no hechas, las excusas, los errores, los gritos, el desánimo, la incomprensión y mis ganas de faltarle al mundo, estaba completamente perdida en mis oscuros sentimientos. Todo eso era dolor... el dolor de la mutación.

He vuelto a mí, para quedarme... sonriente y viva. He vuelto para mis amigos, para mis padres, para mi hermana, para el amor de mi vida. Estuve lejos para derrotarme en esta guerra que es la vida y le gané al tiempo. No sé si soy distinta, no sé si soy más madura, pero me he perdonado y he desterrado la permanencia de la tristeza para ser una mujer libre.



Con toda mi paz, para ustedes...

Laura








Je t'aime

domingo, 30 de enero de 2011

“Les presento al amor de mi vida” dijiste con certeza y con los ojos brillantes como nunca los había visto. Yo sonreí, agaché la cabeza y sentí ese nudo en la garganta que me acompaña desde hace unos meses, pero esta vez el nudo estaba hecho del mismo hilo con el que se teje la conquista. Cómo decirte que tú también eres el amor de mi vida, de esta vida que me duele y que es hermosa a tu lado. Ha pasado el tiempo y ya somos uno. Es cierto eso de que los corazones dejan de ser dos para ser un solo corazón y un solo plan que se titula nuestro.

Ahora te abrazo y siento tu fuerza, tu amor, tu inconfundible espacio de vida ubicado entre tus latidos y tus miedos. Yo también tengo miedo de despertar a tu lado amándote y cuidándote por el resto de mis días. ¿Qué más da?, ya llegó el momento, ya las despedidas no son agrias y tu voz está tan cerquita de mi mente que lograste convencerme de VIVIR, sólo vivir hasta que la muerte de algo o de alguno nos separe.

Entonces cuando salimos de compras, imaginamos nuestras cenas futuras, los días de trabajo en nuestra casa, nuestros hijos, nuestras mascotas, nuestra piel llena de años y de caricias infinitas. Yo te digo que te amo en alemán y tú me insistes en que el idioma que debemos aprender para nuestro “gran plan” es el francés y practicamos hasta que nuestros sueños nos llevan a los Alpes Suizos y ya no hablamos en francés sino en besos y miradas llenas de encanto, llenas de nosotros sin pasado. Yo sabía que tanto amor estallaría en tu boca y finalmente saldrían destellos de palabras y promesas. Por fin las promesas que ilusionan.

Me encanta la forma en la que caminamos ahora, jugando, riendo, coqueteando como si fuera nuestro cortejo. Nos tomamos de la mano porque no aguantamos separados y cuando nos separamos, a los 5 minutos nos llamamos para decirnos: “te extraño”.

Todo estará bien amor mío, vendrán buenos vientos, más unión, más silencio amoroso y tímido. Por ahora construyamos el futuro juntos, hablemos de la canción de nuestra boda, del nombre de nuestro primer hijo, del material de nuestra casa, de los libros repetidos que tendremos que descartar para nuestra biblioteca conjunta. Hablemos en francés para conjugarnos en todos los verbos del amor. Esta vez no hay duda… les presento al amor de mi vida.


Laura Sanz

BUDDHA CERRÓ SU CUENTA EN FACEBOOK

miércoles, 12 de enero de 2011

No sé en qué momento comenzaron a disgustarme tanto las fotos de bodas y de bebés publicadas en el Facebook. ¿En qué etapa biológica se encuentra una mujer cuando empieza a desear ser una madre o una esposa, y también una gran profesional?. ¿Cuándo cambia la perspectiva del futuro? En qué instante preciso las prioridades de un proyecto de vida ya no son la estatura, la ausencia de los brackets, el novio más detallista y la fiesta más inolvidable?.

Hace algún tiempo la mente me viene pellizcando el corazón, he tenido los mejores enfrentamientos al estilo “Boxing” y mi cuerpo se ha vuelto cuadrilátero. Me agoté de forzar las respuestas y de sentir la típica rabia fantasmagórica, esa rabia que se lanza contra toda la humanidad y que a la vez es la más frágil de todas pues no ataca. Por cada bebé conocido una lágrima, por cada matrimonio público un disparo mental y un rechazo inmediato a las redes sociales: “no puedo con tanto vestido blanco mientras tenga el alma desnuda”. Pero mi insatisfacción no está montada en internet; no es parte de la felicidad de otros, que además celebro y pongo en mis oraciones; es simplemente producto de mi desequilibrio y falta de azúcar.

Con el límite de mi angustia hospedado en mi garganta, aprisionando mis expresiones de alegría e incluso las del amor, me topé, como por gracia divina, con la película “COMER, REZAR Y AMAR”. De momento reconocí un absurdo en ver la película, pues el libro lo conocí en una librería en la que trabajé hace tiempo y estaba clasificado en la sección de superación personal, y ¡vaya! Si era un menudo problema que yo como filosofoabogada intentara tan siquiera rozar la caratula de un libro de ese tipo. Pero como a los 29 años lo más grave que se puede perder es el número 2, me arriesgué, vi la película y esa misma noche empecé a leer el libro con tal interés que ahora soy todo un prospecto de mujer equilibrada y sensata ya que supe exactamente lo que necesitaba por medio de Elizabeth Gilbert, una mujer que, como yo y como muchas, busca el estado medio entre el placer y la devoción. Mi insatisfacción y mi miedo son los dos espectros de mi falta de fe y de mi falta de control.

Terminé el libro el 31 de diciembre de 2010 y como por arte de magia deje de desear algunos asunticos (aunque también empecé a desear un Javier Bardem en mi vida). Mi forma desaforada de desear era la que me tenía al borde del abismo, al borde, sin planes reales. Y sin duda es bastante arriesgado comenzar a estudiar un pedazo de mi propia espiritualidad, pero la paz que siento con algunas prácticas nuevas es indescriptible, sólo puede sentirse.

No sé qué se viene ahora, tal vez una selección de carnes menos dañinas, tal vez ninguna. Fabriqué mi propio Japa Mala con 108 cuentas como dicta la tradición e hice una selección de mantras que incluye el del amor, tengo unas cuantas velitas de incienso en mi cuarto, un Buddha de madera que en lugar de expresar un gesto de iluminación parece con parálisis facial, pero me encanta su presencia. La música siempre ha sido la misma, me extraña incluso que no haya buscado estas alternativas desde los 16 años que empecé a escuchar música oriental, algo me lo decía, algo me lo indicaba y sólo la desesperación fue mi maestra.

La rabia desaparece a pasos lentos, la he sentido subiendo por mis pies y posteriormente por mi estómago explotando inmediatamente sin extraerse, sin lucirse como un demonio poderoso y elegante. Tengo mil preguntas que resolver, pero desde que empecé a estudiar filosofía aprendí que las preguntas son más importantes que las respuestas, medito 5 minutos diarios para no enloquecer mientras aprendo las técnicas y… respiro… como nunca lo había hecho, con fuerza, con sentido, con vida, con placer.

Le corté las uñas a mi mente para que deje de pellizcarme el corazón y están en cuarentena por ahora. Suficientes heridas le han causado otras mentes, es justo y necesario buscar el orden del caos y caminar la cuerda floja de la manera correcta, conservando el equilibrio.

Laura Sanz

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