75% Agua, 100% Solidaridad.
martes, 8 de noviembre de 2011
Hace algún tiempo, con un grupo de amigos, nos comprometimos a realizar un proyecto de literatura y fotografía para impulsar a Manizales como una ciudad distinta y para resaltar su belleza y la verdadera humanidad de su gente. El proyecto fracasó porque yo nunca me sentí cómoda escribiendo sobre una ciudad que me negaba la oportunidad de ser una profesional. La rechacé, la odié, la discriminé e incluso me burlé de ella con sevicia y rencor. Poco a poco su paz me hizo perdonarla y entiéndase PAZ como lo que verdaderamente significa y no como resignación y conformismo. Tantas veces me ofrecieron trabajos políticos, favorcitos de esos que se quedan debiendo toda una vida y que se vuelven el cáncer de una ciudad, pero fue justamente ahí cuando me di cuenta que una forma inteligente de revelarme y protestar, era rechazar todas esas ofertas aunque ello significara ser una profesional desempleada un largo tiempo.
Hemos sido Manipulados por una maquinaria política fuerte en corrupción y en nombre. La mayoría de ciudadanos han votado toda la vida por los Yepes, los Tapasco, los Barco, etc., y nos han traído hasta aquí sin fuerza, agotados, tristes, con miedo y seguros de que en la próximas elecciones nada cambiará porque los que luchamos para que así sea, somos pocos y de eso estoy convencida. Somos pocos porque fulanito de tal está en Argentina, Perencejo está en Bogotá, tal y tal en Medellín, aquel en París y así se han regado por todo el mundo, porque también somos unos duros en otras ciudades¸ y cuentan con mi admiración por estar demostrando en otros países que académicamente somos muy fuertes y comprometidos, pero lo que no comparto por ninguna razón es la actitud que han tomado esos manizaleños que viven lejos, basada en unos hechos parciales y editados por los medios de comunicación.
Y no soy una resentida por decir que los que viven lejos no deberían opinar sobre la situación actual de Manizales, pues cuando me dé la gana puedo irme y asumir que me salvé de esta ciudad y que voy a tener un futuro distinto; la cuestión es que no quiero irme, porque siento que hay mucho por hacer, hay mucho que enseñar y cantidades enormes de conocimiento para aportar y sin necesidad de mencionar politiqueros ni elecciones ni revueltas.
He conocido una cantidad de personas valiosas para esta ciudad, llenas de grandiosas ideas con un porcentaje de fe tan increible que parecen ciegos y resignados. Carlos Mario Uribe se levanta todos los días a buscar la poesía de su ciudad y se dedica con un gran esfuerzo a convocar a los nuevos escritores para hacer eventos que practicamente salen de su bolsillo y de la solidaridad de algunos que creemos en él, Elsa Victoria Jimenez ha formado a los niños de esta ciudad en el arte y en la sobrevivencia tesa de hacer malabares para ganarse la vida por el arte y no por la mendicidad, Claudia Lorena Sanz León ha metido su corazón, su cuerpo, su sanidad física y mental para crear una especialización en Atención y Prevención de desastres, aunque suene paradójico, porque justamente comprendió que no podía quedarse sentada esperando que llegara un buen alcalde que la apoyara en sus proyectos ambientales y más bien actuó por nombre propio y con la plena intención de hacernos una ciudad más fuerte en manejo del riesgo. Ana Esther García y Alex Cano publican periódicamente las creaciones de los nuevos artistas, de esos artistas del silencio y del miedo que se han vuelto grandes gracias a estos dos amigos, y puedo mencionar 10 más, 20, 30, tantos que han trabajado solos, sin un aval político, solo por la convicción de que en Manizales hay vida todavía y no entes del letargo.
Tanto se dedicaron a criticar desde sus cómodas distancias los manizaleños que se fueron, que nos han herido y decepcionado a los que quedamos luchando y entregando nuestra ciega fe sin importar nada más. El mal siempre opaca la bondad, y es así que nos han ilustrado como una ciudad de rango abolengo, como unos ciudadanos de alta alcurnia y de sangre azul que dormimos bajo el brazo de la corrupción como niños con hambre y con mamitis. Yo pido una tregua a las ofensas porque estamos de luto, porque debemos respetar el dolor de quienes han perdido amigos, compañeros, familia o simples conocidos de barrio, una tregua a sus insultos para que se enteren bien de que en esta ciudad no han parado las quejas y las protestas desde que pasamos por esta emergencia. Ya no se si se aplique lo de que nos merecemos los gobernantes que elegimos porque teniendo en cuenta la manipulación de las urnas y de los tarjetones tal vez no nos merezcamos más que el silencio porque "De lo que no sabemos es mejor no hablar".
Qué es lo que quieren los que nos juzgan tan ligeramente: Qué nos tomemos la alcaldía con fuego y que linchemos a los gobernantes para que retomemos el típico comportamiento violento que nos vuelve animales y que nos da otro motivo de rechazo?, es evidente que hay un hueco enorme que no permite producir el cambio y se trata de la cantidad de gente que se ha ido que ya no vota, que ya no opina activamente, que ya no vive y convive en esta ciudad, que vienen cada 6 meses a hablar y hablar de lo que no han experimentado, que critican las calles, el frío, los bares, el cine, la gente, la educación. Me pregunto si en Bogotá también se indignaron mucho antes de que saliera a la luz pública el carrusel de la contratación, cuántos años llevan con las vías destruidas y las transitan con la queja diaria y resignados. Me pregunto si en Medellin se han indignado mucho por las olas de violencia en la Comuna 13 donde han asesinado al arte más de una vez, me pregunto si en Cali se han indignado mucho por las cifras exageradas de desempleo y si en Pereira se han indignado mucho por la aparición extrafalaria de la mafia. SOMOS TODOS UNOS DORMIDOS ENTONCES porque yo no veo cambio alguno en la historia de este país.
En cambio si tengo que decir que hoy, 07 de Noviembre de 2011, me viene a la cabeza como un video de recuerdos, los momentos en los que los manizaleños salimos a las calles a ayudar a recoger agua, momentos en los que los vecinos de Villamaría ofrecían sus casas para que nos bañáramos y laváramos la ropa. La cantidad de paisanos caminando por las calles encorbatados y ayudando a cargar agua a los señores de la tercera edad y a las mujeres cabeza de hogar. A los conductores que se ofrecieron sin costo para transportar el agua, a los que se parquearon diario en los nacimientos a ayudar a la gente a llenar baldes y botellas. A los muchos que han ido a Cervantes a llevar ropa, cobijas, alimentos, oraciones, sancocho, café, amor... a los muchos que se han metido al lodo a rescastar a personas que ni conocen pudiendo estar en el partido del Once Caldas, o en el centro comercial. Se me vienen a la cabeza las llamadas que hemos hecho preguntando listados y comunicando a toda la ciudad las novedades para que puedan encontrar a sus familiares.
Y si de protestar se trata hay algo que no saben los que han criticado sin piedad, porque los medios de comunicación lo han tapado con información parcializada o errada. Nadie habló de las múltiples manifestaciones en los barrios de Manizales, nadie habló de los carros dañados, de la gente herida, de la propaganda pollítica quemada y destruida como forma de protesta, del histórico y aún fracasado voto en blanco. Nadie habló de los bloqueos de vías y de la toma pacífica de carrotanques y carros de bomberos. Nadie ha hablado de la frustración que se siente en Manizales por tanta crítica mientras pasamos por eventos tan difíciles.
Algunos tendrán razones para creer que somos unos resignados, pero hay más razones para creer que somos humanos invadidos por la solidaridad y el buen corazón aunque esté herido ahora, como el mío.
En lugar de regar la información errada de lo estupidos que somos supuestamente, que tal si se unen a la fortaleza y a la calma que se merece un día de luto como este. Que tal si protestan con nosotros y no contra nosotros, que tal si en lugar de olvidar a Manizales como la ciudad frágil que es, recuperammos la pasión y el respeto que le tienen los ancianos, sólo que esta vez sin depender ni darle tanta importancia a sus gobernantes, pues ya está visto que a ellos no los hemos necesitado los últimos 15 días.
LAURA SANZ
SER PROFESIONAL EN COLOMBIA ES UN ACTO DE FE
lunes, 9 de mayo de 2011
Cuando era pequeña y me preguntaban por lo que quería hacer cuando fuera grande, yo decía que quería ser Ingeniera de Petróleos, eso define un poco lo desubicada que siempre estuve, pues mientras mis amiguitos decían que querían ser doctores, policías y bomberos, yo veía un futuro emocionante explotando lo que mal llaman “El Oro Negro”. Sin embargo, pasaba los días jugando a ser escritora y hacía resúmenes en esos cuadernos de hojas amarillas sobre las películas que veía; entre ellas, Los Ositos Cariñositos, Fresita y una que me llevó bastante tiempo resumir que se trataba de la vida de Cristóbal Colón y su “Gran Descubrimiento”. Luego supe que también era buena escribiendo poemas y por cada ocasión o por cada objeto que se me ocurría escribía unos cuantos versos: El Pajarito, Mi Hermanita, Mi Papá, Mi Mamá, Mi Perrito, El Cielo, La Flor, El Amor, El Osito, El Beso, El Colegio… y otra cantidad que recuerdo con una tierna nostalgia. A los 16 años ya le había escrito un libro completo al primer tipo que me movió el piso y cuando menos pensé, hacía parte de un grupo de poetas manizalitas que participaba en recitales de poesía importantes y así logré compartir la misma mesa y el mismo micrófono con grandes escritores de la ciudad. Siendo así el asunto, todo conspiraba para que dedicara mi vida profesional a una carrera humanista que me permitiera ser grande con mis palabras. En agosto del año 2000 entré a estudiar Filosofía y Letras con la firme convicción de que jamás sería profesora y por el mismo argumento escogí la ruta investigativa porque mi romántico sueño me ubicaba rodeada de libros, redactando proyectos de investigación, publicando y ofreciendo conferencias alrededor del mundo. En el año 2006 empecé a estudiar Derecho, porque ¡vaya! si la combinación perfecta es el derecho y la filosofía, lo cual sin duda, me impulsaría con mucha más fuerza a ese sueño dorado de escribir. Obtuve mi título profesional en filosofía y me encuentro a menos de un año, tal vez, de ser abogada, pero aún me pregunto en qué punto de este trayecto de vida me equivoqué en la elección o en qué punto se equivocó el destino conmigo.
Nadie me educó para someterme al sistema. Nadie me contó que uno no estudia carreras profesionales para ser lo que uno sueña sino para sobrevivir a lo que otros sueñan. Es aquí justamente donde me tropiezo con la frustración de muchos de mis amigos, con las mismas herramientas, con el mismo corazón apasionado y las ganas y hastiados de la frustración y de las mismas respuestas.
Y entonces veo médicos que estudiaron para ser grandes psiquiatras y el sistema de salud de este país les ofrece como la gran opción, trabajar como médicos generales en las clínicas psiquiátricas a las que les falta seguridad, donde los locos enloquecen más y los adictos descubren que el paraíso no es precisamente la sobriedad en Colombia. Médicos que pelean contra su misma integridad personal para salvarle la vida a un paciente que no tiene seguridad social y no lo reciben en ningún hospital, médicos que se enferman, se mueren de hambre por falta de pago, no duermen, sufren de múltiples enfermedades emocionales por el mismo desequilibrio al que deben someterse para pagar una especialidad que les dará el lugar que se merecen supuestamente. Y si corren con suerte, encuentran un trabajo por medio de un contrato por prestación de servicios para hacer consulta externa sin instrumentos, cohibidos y castigados por mandar exámenes urgentes o por hacer diagnósticos demasiado costosos. Médicos que no pueden mirar al paciente a los ojos porque si lo hacen, la consulta seguramente se pasará de los 20 minutos que luego cobrarán por tanta amabilidad. El problema no puede reducirse a las 10 pastillas de ibuprofeno que manda un médico para un tratamiento, el problema es que ser profesional en este país no vale la pena y al que le parece que vale la pena, porque tiene un buen trabajo, no le pagan.
Dejemos a los médicos a un lado. Hace poco conocí a una psicóloga recién egresada, sin empleo y con la misma frustración. Resulta que la moda que ofrece el sistema colombiano para los psicólogos, es trabajar en las empresas de empleos temporales haciendo pruebas psicotécnicas para los otros miles de desafortunados que tienen la valentía de trabajar en un callcenter , y ni hablemos de los Comunicadores Sociales y Periodistas, que ahora deben escoger por obligación trabajar en campañas políticas y correr con suerte para ganarse un buen puesto o simplemente renunciar al gran sueño de ser directores de cine o periodistas de guerra o presentadores de farándula porque todos esos puestos están ocupados por las modelos y los actores o son demasiado peligrosos; y como también les cayó la plaga del “contrato por prestación de servicios”, entonces es difícil contar con protección con todas las de la ley y una completa seguridad social. ¿Abogados?, si antes los abogados y los médicos eran los profesionales prestantes de la sociedad, ahora son los que más luchan por la dignidad profesional. Ser abogado significa por definición ser ladrón y no importa cuán correcto eres, siempre cargarás con el estigma de querer aprovecharte de tus clientes y de ser poco diligente porque no sacas un proceso en menos de un mes, aunque no importe si es el juez el que debe llevar el ritmo. Eso si el abogado está tan desesperado que se dedica al litigio porque no consiguió jamás un puesto público, pues los hijos y los amigos de los magistrados o los avales políticos ya los tienen ocupados. Todo lo anterior sin mencionar que a dónde vayas te pedirán una maestría, fuera del absurdo requisito de la experiencia que jamás la adquieres porque nunca es suficiente o estas demasiado preparado para un cargo.
¿Maestría mis polainas, como diría Homero Simpson, acaso no importa la doble titulación?, ¿acaso muchos nos matamos 10 años de nuestra vida profesional para que no sirva de nada?. Maestría y doctorado para qué si igual van a pagar una miseria, maestría para qué en un país donde ni siquiera hay trabajo para los profesionales universitarios.
De los médicos, abogados, periodistas, psicólogos y demás, podemos cansarnos de hablar, pero entonces contaré lo que me ocurre como profesional en filosofía y letras, carrera que siendo hermosa, es la más subvalorada al lado de otras como sociología, antropología, lenguas modernas y otras muy románticas que se me escapan. El año pasado, atiborré esta ciudad de hojas de vida. Me tocó contra toda la fuerza de mi voluntad contar con la posibilidad de los colegios. Respeto y admiro como se lo merecen a los profesores de colegio, pero como lo dije al principio, esa no es mi vocación. Para armarme de valor por tan humillante labor, de buscar un trabajo en lo que toca y no en lo que se sueña, le pedí a una de mis mejores amigas su compañía aprovechando que ella también estaba “regalando” sus hojas de vida, y más que ser la experiencia de nuestras vidas, fue el detonante de una crisis personal y profesional que me acompaña hasta el día de hoy que decido hacer catarsis y liberarme del peso que ello implica. En un colegio prestante de esta pequeña ciudad, mientras nos secábamos hasta el alma por el aguacero que nos pronosticaba con furia lo que sería ese día, nos recibió la hoja de vida la señora de los tintos o la de los pisos o la de las puertas; el asunto es que tenía un delantal y una escoba y fue ella quien salió a recibirnos y agregó a su desfachatada presencia un: “ustedes saben que es sin ningún compromiso”. En qué cabeza cabe o en qué otro país puede suceder que la señora que limpia el colegio, que también tiene un trabajo digno, pero a la cual no le corresponde hacer la selección del personal, le diga a un profesional empapado y derrotado que no hay ningún compromiso de contratación por parte del colegio. Sólo le faltó decir que los políticos habían puesto suficientes profesores a trabajar allí y que nuestras profesiones eran muy poca cosa como para que la rectora o el director académico tuvieran la suficiente atención, respeto y delicadeza de recibir nuestras hojas de vida, así sirvieran para que la señora limpiara las ventanas del colegio. Está claro que en este país pedir trabajo es pedir limosna.
Y no puedo negar, porque es evidente, que vivo en un país hermoso, con gente maravillosa, con un talento incalculable, pero es un país muerto. Hay artistas, médicos, ingenieros, abogados, periodistas… hay millones de profesionales con un cúmulo invaluable de conocimientos que luchan contra el olvido. Nuestra tierra nos olvida, nos arrincona, nos subvalora y nos patea con frases como: “si no tienes una maestría no puedo contratarte”, “si no eres especialista no puedo contratarte”, “eres bueno pero sólo puedo pagarte el mínimo”, “haces un buen trabajo pero no puedo pagarte seguridad social”, “no puedes recetar tales medicamentos”, “que no importa si el paciente tiene sida”, “que no importa si haces las mejores terapias”, “que no importa si haces las mejores demandas”, “que no importa si tienes la mejor voz del país, el tropipop es la moda y tu rock no nos interesa”, “que no…”, “que no…”, “que no…”. No estamos pidiendo compasión, estamos pidiendo reconocimiento.
Hoy, cuando veo las noticias y me confundo porque no sé si fue que las grabé la semana pasada y se están repitiendo, me impulsa una rabia llena de tristeza y miedo porque esto que me ofrece mi país no es lo que quiero y deseo abandonarlo. Me avergüenza ver cómo se regocijan al contarle a los ciudadanos que se generaron no se cuántos empleos, pero todos ellos para construcción, o para hacer encuesticas o trabajar en un callcenter. Ya está bien de los Nule, ya está bien del desfalco al sector de la salud, ya está bien de inundaciones, de Osama y Obama. ¿Cuándo será que alguien habla de la verdadera crisis de este país, que es humana, que es de vida y no de dinero?.
Ser profesional en Colombia es un acto de fe…
Laura Sanz
HE VUELTO A MI
miércoles, 2 de marzo de 2011
Je t'aime
domingo, 30 de enero de 2011
“Les presento al amor de mi vida” dijiste con certeza y con los ojos brillantes como nunca los había visto. Yo sonreí, agaché la cabeza y sentí ese nudo en la garganta que me acompaña desde hace unos meses, pero esta vez el nudo estaba hecho del mismo hilo con el que se teje la conquista. Cómo decirte que tú también eres el amor de mi vida, de esta vida que me duele y que es hermosa a tu lado. Ha pasado el tiempo y ya somos uno. Es cierto eso de que los corazones dejan de ser dos para ser un solo corazón y un solo plan que se titula nuestro.
Ahora te abrazo y siento tu fuerza, tu amor, tu inconfundible espacio de vida ubicado entre tus latidos y tus miedos. Yo también tengo miedo de despertar a tu lado amándote y cuidándote por el resto de mis días. ¿Qué más da?, ya llegó el momento, ya las despedidas no son agrias y tu voz está tan cerquita de mi mente que lograste convencerme de VIVIR, sólo vivir hasta que la muerte de algo o de alguno nos separe.
Entonces cuando salimos de compras, imaginamos nuestras cenas futuras, los días de trabajo en nuestra casa, nuestros hijos, nuestras mascotas, nuestra piel llena de años y de caricias infinitas. Yo te digo que te amo en alemán y tú me insistes en que el idioma que debemos aprender para nuestro “gran plan” es el francés y practicamos hasta que nuestros sueños nos llevan a los Alpes Suizos y ya no hablamos en francés sino en besos y miradas llenas de encanto, llenas de nosotros sin pasado. Yo sabía que tanto amor estallaría en tu boca y finalmente saldrían destellos de palabras y promesas. Por fin las promesas que ilusionan.
Me encanta la forma en la que caminamos ahora, jugando, riendo, coqueteando como si fuera nuestro cortejo. Nos tomamos de la mano porque no aguantamos separados y cuando nos separamos, a los 5 minutos nos llamamos para decirnos: “te extraño”.
Todo estará bien amor mío, vendrán buenos vientos, más unión, más silencio amoroso y tímido. Por ahora construyamos el futuro juntos, hablemos de la canción de nuestra boda, del nombre de nuestro primer hijo, del material de nuestra casa, de los libros repetidos que tendremos que descartar para nuestra biblioteca conjunta. Hablemos en francés para conjugarnos en todos los verbos del amor. Esta vez no hay duda… les presento al amor de mi vida.
Laura Sanz
BUDDHA CERRÓ SU CUENTA EN FACEBOOK
miércoles, 12 de enero de 2011
No sé en qué momento comenzaron a disgustarme tanto las fotos de bodas y de bebés publicadas en el Facebook. ¿En qué etapa biológica se encuentra una mujer cuando empieza a desear ser una madre o una esposa, y también una gran profesional?. ¿Cuándo cambia la perspectiva del futuro? En qué instante preciso las prioridades de un proyecto de vida ya no son la estatura, la ausencia de los brackets, el novio más detallista y la fiesta más inolvidable?.
Hace algún tiempo la mente me viene pellizcando el corazón, he tenido los mejores enfrentamientos al estilo “Boxing” y mi cuerpo se ha vuelto cuadrilátero. Me agoté de forzar las respuestas y de sentir la típica rabia fantasmagórica, esa rabia que se lanza contra toda la humanidad y que a la vez es la más frágil de todas pues no ataca. Por cada bebé conocido una lágrima, por cada matrimonio público un disparo mental y un rechazo inmediato a las redes sociales: “no puedo con tanto vestido blanco mientras tenga el alma desnuda”. Pero mi insatisfacción no está montada en internet; no es parte de la felicidad de otros, que además celebro y pongo en mis oraciones; es simplemente producto de mi desequilibrio y falta de azúcar.
Con el límite de mi angustia hospedado en mi garganta, aprisionando mis expresiones de alegría e incluso las del amor, me topé, como por gracia divina, con la película “COMER, REZAR Y AMAR”. De momento reconocí un absurdo en ver la película, pues el libro lo conocí en una librería en la que trabajé hace tiempo y estaba clasificado en la sección de superación personal, y ¡vaya! Si era un menudo problema que yo como filosofoabogada intentara tan siquiera rozar la caratula de un libro de ese tipo. Pero como a los 29 años lo más grave que se puede perder es el número 2, me arriesgué, vi la película y esa misma noche empecé a leer el libro con tal interés que ahora soy todo un prospecto de mujer equilibrada y sensata ya que supe exactamente lo que necesitaba por medio de Elizabeth Gilbert, una mujer que, como yo y como muchas, busca el estado medio entre el placer y la devoción. Mi insatisfacción y mi miedo son los dos espectros de mi falta de fe y de mi falta de control.
Terminé el libro el 31 de diciembre de 2010 y como por arte de magia deje de desear algunos asunticos (aunque también empecé a desear un Javier Bardem en mi vida). Mi forma desaforada de desear era la que me tenía al borde del abismo, al borde, sin planes reales. Y sin duda es bastante arriesgado comenzar a estudiar un pedazo de mi propia espiritualidad, pero la paz que siento con algunas prácticas nuevas es indescriptible, sólo puede sentirse.
No sé qué se viene ahora, tal vez una selección de carnes menos dañinas, tal vez ninguna. Fabriqué mi propio Japa Mala con 108 cuentas como dicta la tradición e hice una selección de mantras que incluye el del amor, tengo unas cuantas velitas de incienso en mi cuarto, un Buddha de madera que en lugar de expresar un gesto de iluminación parece con parálisis facial, pero me encanta su presencia. La música siempre ha sido la misma, me extraña incluso que no haya buscado estas alternativas desde los 16 años que empecé a escuchar música oriental, algo me lo decía, algo me lo indicaba y sólo la desesperación fue mi maestra.
La rabia desaparece a pasos lentos, la he sentido subiendo por mis pies y posteriormente por mi estómago explotando inmediatamente sin extraerse, sin lucirse como un demonio poderoso y elegante. Tengo mil preguntas que resolver, pero desde que empecé a estudiar filosofía aprendí que las preguntas son más importantes que las respuestas, medito 5 minutos diarios para no enloquecer mientras aprendo las técnicas y… respiro… como nunca lo había hecho, con fuerza, con sentido, con vida, con placer.
Le corté las uñas a mi mente para que deje de pellizcarme el corazón y están en cuarentena por ahora. Suficientes heridas le han causado otras mentes, es justo y necesario buscar el orden del caos y caminar la cuerda floja de la manera correcta, conservando el equilibrio.
Laura Sanz
ACV
Nos hemos pasado la vida entera, con todas sus guerras santas y sus inquisiciones intentando definir la muerte, intentando comprender su misteriosa forma de dolor. Los periodistas hacen crónicas, la ley se inventó una forma para que los abogados pudieran dar continuidad al patrimonio de una persona después de muerta e incluso se inventó la figura de la Muerte presunta por desaparición forzada, para esos momentos específicos en los que no se puede distinguir entre la vida en otro lugar y la falta de vida; los médicos la tocan, la padecen, la demoran, la engañan, la sobreviven, la pueden diagnosticar y finalmente la informan, pero tampoco la entienden. Los filósofos especulan entre la trascendencia, la intuición, la reencarnación, el devenir, la oscuridad y el existencialismo y termina siendo lo que siempre ha sido. La Muerte, un fenómeno indescriptible. Es tan inapropiada para las emociones que incluso se definen orgasmos como pequeñas muertes para poder categorizar de una manera concreta el gran momento de una relación sexual.
La muerte es eso y nada, es todo y se lo lleva todo, se lleva la juventud, la fraternidad, la compañía, el amor, las palabras y sólo deja rabia y vacío. Que innecesario parece prepararse para la vida, cuando la muerte en realidad nos reprueba de vez en vez, sin requisitos.
Nos dejan muy claro que el conocimiento se genera por procesos cerebrales y que entre más entrenado esté el coeficiente intelectual más vida para la memoria habrá, pero que paradójico saber que de ese mismo cerebro, del que se despliegan todas las discusiones sobre la muerte, ha surgido la causa de la misma, una causa que se derrama, se riega como agua entre canales, se dispersa y va anestesiando todos los signos vitales con la naturalidad del cuerpo. Se derraman los recuerdos y se borra la vida.
No podemos aún comprender el anómalo sentido de la muerte, pero si de darle forma se trata, hay rituales que logran marcar un día especial y único, así como el nacimiento. Morir es pausar el juego de la vida un rato, pausarlo para tomar té con algunos amigos, para afeitarse la barba o abrigarse un poco mientras pasa la lluvia, para hacer algunas llamadas y algunas oraciones retrasadas.
Pienso ahora en dos seres de luz que, aunque muy distantes, compartían algunos placeres de humo, de música, de juventud y de sosiego. El más joven ya se hizo a la mar este fin de semana y muy seguramente se está deleitando con la presencia de Richard Wright o de Syd Barrett mientras sonríe; el segundo no se ha ido, se aferra con toda su Fuerza Natural a un secreto.
Ambos me dejan una lección de Fortaleza.
Q.E.P.D. Felip
Laura Sanz
LA BANALIDAD ES EL TALENTO DE LA GENTE INTELIGENTE
domingo, 24 de octubre de 2010
Hace poco hice un sondeo de los escritores que más me gustan; la mayoría en sus entrevistas recomiendan como lectura fantástica La Biblia, y como siempre voy para donde va Vicente sin incomodidades, hice caso y la empecé a leer. No suelo hacer varias lecturas al tiempo, pero esta vez se me ocurrió que podía leer varios géneros de una manera paralela e incluso mezclarlos, interrogarme sobre la lectura hecha de un libro mientras leo otro, y de esa forma puedo tomarme la lección. Es así como terminé leyendo La Historia del Arte de Gombrich, El libro Blanco de la Sabiduría de Ruíz de Amadís y La Biblia, todos ellos iguales e incomprensiblemente distantes. Ahora bien, cuento lo anterior porque los autores y los personajes de aquellos libros son tan escuetos y tan “normales”, que empecé a cuestionarme algunos hábitos y otros gustos. Después de protestar contra mi álter ego, antes de mi cumpleaños número 29, vi otra luz entre la cantidad indeterminada de luces que prende la vida y me reconcilié con mi racionalidad.
He tratado de no ser radical, intento comprender, más que soportar, todos los géneros artísticos, musicales y literarios; todos los estilos, la moda, las tendencias, las excusas, los milagros, las religiones, las discordias, los amores y los egos; he intentado ser como todos son, para luego no ser lo que todos odian de la humanidad, por eso disfruto cada cosa estúpida que se cruce por mi tiempo, cada baile extravagante, cada sonido tropical aunque esté lejos de mi cotidiana tranquilidad musical. Bajo mis gustos certeros e implacables también hay lugar para lo común, para lo tonto, para lo superfluo, para lo divertido y para lo popular, en otras palabras, para lo finamente criticado por los egocentristas.
Esta semana, como ninguna otra semana, mi tiempo estuvo dosificado para múltiples actividades y nunca hubo inconvenientes intelectuales, cognitivos o como quiera que sea; el lunes puedo dar lugar a las lecturas simbólicas y densas de La Biblia, el martes acompaño mis lecciones de historia del arte con un buen chocolate caliente y tostadas, el miércoles puedo ver “Protagonistas de Nuestra Tele” y aprender tanto de los humanos, como cuando se va a un zoológico a observar el comportamiento de los animales en cautiverio, el jueves puedo conectarme a internet y pasar horas completas en Facebook y en Twitter, viendo como todo es indiscriminadamente criticado, como si tales críticas vinieran de los seres más sabios y evolucionados del mundo; el viernes paso, repaso, pienso y repienso mi amada filosofía y si me invitan a bailar salsa y reggaeton no me niego, pues cuando quiero liberar tensiones hay dos actividades muy útiles: bailar o ver películas de miedo; el sábado sin duda es un día para amar, para jugar a la conquista y a los mimos, es un día de abrazos, de besos, de caricias simples y complejas, además me río sin vergüenza con “Sábados Felices” y quedo lista para un domingo jurídico, atiborrado de leyes y decretos; el domingo juego a salvar el mundo sola, sin jurados de conciencia ni jueces, y vuelve a empezar la semana con otras sorpresas, otros modos, otros tontos tiempos y otras diversiones ridículas.
Nada de lo anterior me hace ni mejor ni peor persona, pero si me hace muy feliz saberme simple, inquieta, común o tal vez elemental. No son ciertos libros o determinadas cosas inteligentes, elaboradas o pensadas las que moldean la inteligencia, creo que es la experiencia de la vida, la multitud, la comprensión de esa multitud, las sombras detrás de uno mismo, la banalidad pensada y prudente, la sensibilidad, la ridiculez, la diversión, todas ellas colectivas. Esta Modernidad Liquida, que nos describe Zigmunt Bauman, es también parte del mundo, es la historia edificada minuto tras minuto, y como seres pensantes somos parte de ella, somos su piel y su motor, rechazarla o criticarla por vicio, nos hace su propio cáncer. Somos inteligentes cuando disfrutamos nuestra propia torpeza intelectual, en esa medida, creernos más sabios por estar lejos de lo colectivo, de lo común o de lo intrascendente, es un error craso, pues los rebeldes sin causa ya le sobraron al mundo.
Laura Sanz
29
jueves, 14 de octubre de 2010
Se acerca la gran fecha y como es costumbre desde hace muchos años, tendré 30 días de celebración, 30 días de reflexión donde la balanza me indicará lo que se hizo mal y lo que se hizo bien, sin arrepentimientos.
Con el tiempo me he creído lo de los signos del zodiaco, no debe ser casualidad que todos mis amigos escorpianos y yo tengamos el mismo carácter, la misma impaciencia, las mismas fobias y la misma soledad que nos buscamos y disfrutamos sin reparo, pero también somos amigables, apasionados, sinceros, nobles e irremediablemente soñadores.
Nací a la 1:00 pm en medio de la lluvia y ayudada por unos instrumentos quirúrgicos llamados Forceps, lo cual explica según mi familia, el llanto incansable toda la tarde de ese 12 de noviembre por un presunto dolor de cabeza y 29 años más tarde puedo decir con plena certeza que no hay nada que odie más que la migraña que padezco y me derrumba cada tanto. El médico parecía predecir la forma de mi pelo: “siga pujando - le decía a mi madre-, siga con fuerza que ya le veo los crespos” y así fue, los primeros 10 años de mi vida mi pelo era completamente lacio, pero en la adolescencia se empezó a encrespar y no ha parado desde entonces, este año curiosamente gané la batalla contra él y ya llevo unas 3 semanas con él suelto, absolutamente suelto y libre, no obstante, en medio de la admiración de mis amigos me gané el apodo LA POLA y algunos dicen que no hay chapa más acertada no sólo por el pelo sino por el genio y confieso que me gusta, de hecho, me encanta. Además de esa contrariedad, existe otra muy particular, la gordura, era la bebé más gorda que uno pudiera imaginar y gorda fui como hasta los 6 años, como ven, ya no hay rastro alguno de tales rollitos, no me gustaban los vestidos y por lo tanto, el overall fue por mucho tiempo mi prenda de vestir preferida, ahora ponerme un jean es cuestión de pereza. Crecí escuchando tangos y música oriental, mi hermana me enseñó a bailar y me llevó por el camino de la buena música, aprendí a tocar un pianito de juguete en el que saqué a oído canciones de Santana, Narada, The Beatles y muchos otros que me acompañaban en las tardes después del colegio; ahhhhhh! El colegio, lugar donde no faltó la malvada niña que me hacía la vida imposible, la que me chuzaba con la punta de los lápices, la que me halaba el pelo y me escondía el maletín cuando sonaba el timbre de salida, la que me quitó el primer novio, la que robó mis poemas, la que se burló de mí en público y por supuesto la que me aconsejaba mal y yo le hacía caso. De lo anterior sin duda, nace mi amor por la soledad, luego del recreo disfrutaba refugiarme en la biblioteca y allí me di cuenta que leer y escribir son los hábitos y los vicios que me mantienen viva. Todo lo que ha llegado a mí desde entonces ha sido en pro de lograr un sueño muy silencioso y tímido, lo que tal vez me hace una nerd insoportable y poco compatible con los seres humanos populares. Como si fuera poco, en bachillerato fui monitora de filosofía y literatura, hacía parte del club de poesía y del coro, pero no me hablen de matemáticas, jamás gané matemáticas, pasé toda mi historia académica habilitando todas sus derivadas, cálculo, geometría, trigonometría y álgebra. Sin embargo, como mi vida está llena de paradojas y contrariedades, como que era lacia y gorda, cuando estudié Filosofía y Letras generé un gusto radical e incomprensible por la filosofía de la ciencia, quién se imaginaría que tendría que estudiar física cuántica juiciosamente para poder comprender los libros que leía, a pesar de ello y gracias a un mal de amores, me gradué con una tesis sobre las emociones y en eso sigo y seguiré trabajando aunque la vida, luego de haberme hecho Profesional en Filosofía y Letras, me haga también Abogada.
Todo ha sido hasta hoy una montaña rusa y un cúmulo de motivos para crecer sin planes. Todos los rasgos de mi personalidad están meticulosamente definidos y me llena de orgullo pensarme como tal. Sin duda el chocolate lo prefiero sobre cualquier otra bebida, podría alimentarme sólo de empanadas, papas fritas, crema de tomate y pizza por el resto de mi vida; me gustan las películas románticas y cursis, que me hagan llorar desde el principio, la película que me define es Amelie, amo con locura a Cerati, a Buddha Bar, a Café del Mar y la música hecha e interpretada por mujeres, no me gusta madrugar pero me encanta trasnochar haciendo nada o descargando cosas de internet, soy adicta a las descargas. He tenido algunos problemitas sentimentales pero nunca han sido un obstáculo para mis emociones, puedo pedir perdón descaradamente y también soy muy rencorosa, la frase que rige mi mal genio es: “El que se mete conmigo a las malas, que se entienda con mi carácter”, no me gusta, por lo mismo, que me hagan daño, pues yo no daño a nadie hasta que me voltean al revés y me desconozco, de eso surge la reflexión de este año, de mis accidentados 28 años, de lo que hice mal conscientemente y de lo bueno, que me amplía el espíritu hasta regocijarme y fortalecerme para empezar los 29 como si fuera mi primer día de vida.
Este año empezó lleno de rabia, recuerdo muy bien que estuve más o menos 4 meses peleando con las vísceras por un derecho laboral que me estaban desconociendo con descaro, pero por algo sabe Dios cómo hace sus cosas, esa ardua pelea jurídica me reconcilió con mi segunda profesión, amé y amo en el presente lo que hago, comprendo la necesidad de defenderse y valoro aún más mi entrega profesional, terminé agotada apenas empezando el año, pero todo eso valió en la justa medida cuando pude viajar a Bogotá para ver a mi Cerati y para dispersar la tensión. Este año trajo el tiempo de sanar, me enseñó la prudencia y la sabiduría de la amistad, de la misma manera que sentí rabia también sentí tristeza y alegría. La angustia aunque es recurrente, me perfila para las siguientes batallas. Este año me di el lujo de comportarme como una niña malcriada, vengativa y caprichosa, lo cual no me trae arrepentimientos de ninguna clase pues estuvo muy merecido, a veces lo que uno desconoce de sí mismo surge de las entrañas para darnos una enseñanza, para despertarnos y replantearnos antes de continuar el camino, jamás supe que podían ofenderme hasta tal punto que también podía ofender a los otros sin medir consecuencias, pero gracias a la ofensa de este año desperté en una realidad que me es más apacible y agradable, los amigos no se hacen amigos por el tiempo, tampoco duele perderlos cuando han pasado muchos años, la sensatez es el ingrediente principal, la amistad y el amor son un talento. Me equivoqué al hacer el listado de los verdaderos amigos, puse en él algunos nombres errados pero se pudo arreglar la lista. También me equivoqué al manifestar mis emociones, al final no dolió tanto darse cuenta que estaba mal acompañada, es muy simple dar clic y eliminar, las redes sociales son muy obvias en esa acción, aunque también traen demasiados problemas. Sin embargo, por las redes sociales también supe que me molesta, sobremanera, lo cruda y criticona que es la humanidad, para todo hay una burla, todo está mal, todos los gobiernos son una basura, todos los programas de televisión son tontos, siempre hay una contraparte llena de inconformidad, los eventos realmente emocionantes resultan ser superfluos y equivocados según ellos, y cansa, cansa mucho ver que somos seres de luz pero se nos dañó el fusible, ya nada emociona, nos avergüenza dejarnos llevar por la sensibilidad en multitud, como que la idea es pensar que somos diferentes y aceptablemente intelectuales si nos vamos en contra de lo que el resto del mundo celebra, entonces de esa manera, no nos gusta el Nobel de la Paz o el de literatura o Shakira es una puta porque se presentó en el Mundial de Fútbol, criticamos hasta el cansancio todo lo que sucede a nuestro alrededor y refugiamos la crítica en las estrategias mediáticas que supuestamente cubren todo, no nos damos cuenta que criticar e irse en contra de todo también es una estrategia mediática y muy floja, por eso, yo celebro la vida, celebro el mundo y la gratitud por haber vivido otro año sobre este terreno que a veces se mueve y me hace caer, celebro la vida en esta ciudad chiquita y lluviosa que me regala serenidad y calma mientras existe la queja, mis propósitos de año nuevo serán, tal vez, los mismos de siempre y algunos nuevos, vivir, sentir, amar, perdonar, sanar, olvidar, celebrar, retroceder si se puede, avanzar, construir, aprender, obviar, pertenecer, no criticar, callar, pelear, transformar, conocer y procurar envejecer sin ocultar la edad.
29 errores ha encontrado mi sistema y con ellos he construido experiencia y formas de ver la vida, 29 vueltas, 29 gritos de orgullo, 29 vidas, 29 amores, 29 risas, 29 emociones, 29 inicios de sesión con 29 contraseñas, 29 lecturas y un nuevo fin que trae otro comienzo.
Laura Sanz
EL AMOR COMO PASIÓN PRIMERA Y ESENCIAL (Capítulo tomado de Trabajo de Grado)
jueves, 2 de septiembre de 2010
2. BORDELOIS, Ivonne. Etimología de las Pasiones. Ed. Los libros del Zorzal, 2006. Buenos Aires, Argentina. Pp. 87
3. ORTEGA Y GASSET, José. Estudios sobre el Amor. Ed. Edaf. España, 2000. Pp. 56
4. Ibídem. Pp. 58
5. KRISTEVA, Julia. Historias de Amor. Ed. Siglo Veintiuno. México, 1983. Pp. 4
6. ORTEGA Y GASSET, José. Estudios sobre el Amor. Ed. Edaf. España, 2000. Pp. 61
7. Ibídem. Pp. 61
8. BAUMAN, Zygmunt. Amor Líquido. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 2007. Pp. 20
9. Ibídem. Pp. 70
10. Poema Caricia Fem Laura Marcela Sanz
11. GAOS, José. La Filosofía de la Filosofía. Ed. Crítica. Barcelona, España, 1989. Pp. 133
12. IRIGARAY, Luce. Ser dos. Ed. Paidós. Argentina, 1998. Pp. 37
13. Citado en: IRIGARAY, Luce. Ser dos. Ed. Paidós. Argentina, 1998. Pp. 36
14. BATAILLE, George. El Erotismo. Tusquets Editores. Barcelona, España, 2007. Pp. 33
15. ROUGEMONT, Denis de. Amor y Occidente. Ed. Cien del Mundo. México, 2001. Pp. 42
16. Citado en: FROMM, Erich. El Arte de Amar. Ed. Paidós. Buenos Aires, 1974. Pp. 47.
17. IRIGARAY, Luce. Ser dos. Ed. Paidós. Argentina, 1998.
18. Concepto usado por Dominique Simonnet en La más bella historia del Amor, refiriéndose al amor como una moda del placer.
19. BAUMAN, Zygmunt. Amor Líquido. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 2007. Pp. 8
20. PAZ, Octavio. La llama Doble. Ed. Seix Barral. Colombia, 1993. Pp. 129
21. IMAGEN [(Mariana Palova (b. 1990, Mexico)"Bigamia", 2007 Arte Digital (Fotomanipulacion)]