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Je t'aime

domingo, 30 de enero de 2011

“Les presento al amor de mi vida” dijiste con certeza y con los ojos brillantes como nunca los había visto. Yo sonreí, agaché la cabeza y sentí ese nudo en la garganta que me acompaña desde hace unos meses, pero esta vez el nudo estaba hecho del mismo hilo con el que se teje la conquista. Cómo decirte que tú también eres el amor de mi vida, de esta vida que me duele y que es hermosa a tu lado. Ha pasado el tiempo y ya somos uno. Es cierto eso de que los corazones dejan de ser dos para ser un solo corazón y un solo plan que se titula nuestro.

Ahora te abrazo y siento tu fuerza, tu amor, tu inconfundible espacio de vida ubicado entre tus latidos y tus miedos. Yo también tengo miedo de despertar a tu lado amándote y cuidándote por el resto de mis días. ¿Qué más da?, ya llegó el momento, ya las despedidas no son agrias y tu voz está tan cerquita de mi mente que lograste convencerme de VIVIR, sólo vivir hasta que la muerte de algo o de alguno nos separe.

Entonces cuando salimos de compras, imaginamos nuestras cenas futuras, los días de trabajo en nuestra casa, nuestros hijos, nuestras mascotas, nuestra piel llena de años y de caricias infinitas. Yo te digo que te amo en alemán y tú me insistes en que el idioma que debemos aprender para nuestro “gran plan” es el francés y practicamos hasta que nuestros sueños nos llevan a los Alpes Suizos y ya no hablamos en francés sino en besos y miradas llenas de encanto, llenas de nosotros sin pasado. Yo sabía que tanto amor estallaría en tu boca y finalmente saldrían destellos de palabras y promesas. Por fin las promesas que ilusionan.

Me encanta la forma en la que caminamos ahora, jugando, riendo, coqueteando como si fuera nuestro cortejo. Nos tomamos de la mano porque no aguantamos separados y cuando nos separamos, a los 5 minutos nos llamamos para decirnos: “te extraño”.

Todo estará bien amor mío, vendrán buenos vientos, más unión, más silencio amoroso y tímido. Por ahora construyamos el futuro juntos, hablemos de la canción de nuestra boda, del nombre de nuestro primer hijo, del material de nuestra casa, de los libros repetidos que tendremos que descartar para nuestra biblioteca conjunta. Hablemos en francés para conjugarnos en todos los verbos del amor. Esta vez no hay duda… les presento al amor de mi vida.


Laura Sanz

BUDDHA CERRÓ SU CUENTA EN FACEBOOK

miércoles, 12 de enero de 2011

No sé en qué momento comenzaron a disgustarme tanto las fotos de bodas y de bebés publicadas en el Facebook. ¿En qué etapa biológica se encuentra una mujer cuando empieza a desear ser una madre o una esposa, y también una gran profesional?. ¿Cuándo cambia la perspectiva del futuro? En qué instante preciso las prioridades de un proyecto de vida ya no son la estatura, la ausencia de los brackets, el novio más detallista y la fiesta más inolvidable?.

Hace algún tiempo la mente me viene pellizcando el corazón, he tenido los mejores enfrentamientos al estilo “Boxing” y mi cuerpo se ha vuelto cuadrilátero. Me agoté de forzar las respuestas y de sentir la típica rabia fantasmagórica, esa rabia que se lanza contra toda la humanidad y que a la vez es la más frágil de todas pues no ataca. Por cada bebé conocido una lágrima, por cada matrimonio público un disparo mental y un rechazo inmediato a las redes sociales: “no puedo con tanto vestido blanco mientras tenga el alma desnuda”. Pero mi insatisfacción no está montada en internet; no es parte de la felicidad de otros, que además celebro y pongo en mis oraciones; es simplemente producto de mi desequilibrio y falta de azúcar.

Con el límite de mi angustia hospedado en mi garganta, aprisionando mis expresiones de alegría e incluso las del amor, me topé, como por gracia divina, con la película “COMER, REZAR Y AMAR”. De momento reconocí un absurdo en ver la película, pues el libro lo conocí en una librería en la que trabajé hace tiempo y estaba clasificado en la sección de superación personal, y ¡vaya! Si era un menudo problema que yo como filosofoabogada intentara tan siquiera rozar la caratula de un libro de ese tipo. Pero como a los 29 años lo más grave que se puede perder es el número 2, me arriesgué, vi la película y esa misma noche empecé a leer el libro con tal interés que ahora soy todo un prospecto de mujer equilibrada y sensata ya que supe exactamente lo que necesitaba por medio de Elizabeth Gilbert, una mujer que, como yo y como muchas, busca el estado medio entre el placer y la devoción. Mi insatisfacción y mi miedo son los dos espectros de mi falta de fe y de mi falta de control.

Terminé el libro el 31 de diciembre de 2010 y como por arte de magia deje de desear algunos asunticos (aunque también empecé a desear un Javier Bardem en mi vida). Mi forma desaforada de desear era la que me tenía al borde del abismo, al borde, sin planes reales. Y sin duda es bastante arriesgado comenzar a estudiar un pedazo de mi propia espiritualidad, pero la paz que siento con algunas prácticas nuevas es indescriptible, sólo puede sentirse.

No sé qué se viene ahora, tal vez una selección de carnes menos dañinas, tal vez ninguna. Fabriqué mi propio Japa Mala con 108 cuentas como dicta la tradición e hice una selección de mantras que incluye el del amor, tengo unas cuantas velitas de incienso en mi cuarto, un Buddha de madera que en lugar de expresar un gesto de iluminación parece con parálisis facial, pero me encanta su presencia. La música siempre ha sido la misma, me extraña incluso que no haya buscado estas alternativas desde los 16 años que empecé a escuchar música oriental, algo me lo decía, algo me lo indicaba y sólo la desesperación fue mi maestra.

La rabia desaparece a pasos lentos, la he sentido subiendo por mis pies y posteriormente por mi estómago explotando inmediatamente sin extraerse, sin lucirse como un demonio poderoso y elegante. Tengo mil preguntas que resolver, pero desde que empecé a estudiar filosofía aprendí que las preguntas son más importantes que las respuestas, medito 5 minutos diarios para no enloquecer mientras aprendo las técnicas y… respiro… como nunca lo había hecho, con fuerza, con sentido, con vida, con placer.

Le corté las uñas a mi mente para que deje de pellizcarme el corazón y están en cuarentena por ahora. Suficientes heridas le han causado otras mentes, es justo y necesario buscar el orden del caos y caminar la cuerda floja de la manera correcta, conservando el equilibrio.

Laura Sanz

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