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75% Agua, 100% Solidaridad.

martes, 8 de noviembre de 2011
Manizales se quedó sin agua, ha perdido personas por culpa del invierno, ha perdido la esperanza y parece que también perdió el amor y el respeto de los que viven lejos.



Hace algún tiempo, con un grupo de amigos, nos comprometimos a realizar un proyecto de literatura y fotografía para impulsar a Manizales como una ciudad distinta y para resaltar su belleza y la verdadera humanidad de su gente. El proyecto fracasó porque yo nunca me sentí cómoda escribiendo sobre una ciudad que me negaba la oportunidad de ser una profesional. La rechacé, la odié, la discriminé e incluso me burlé de ella con sevicia y rencor. Poco a poco su paz me hizo perdonarla y entiéndase PAZ como lo que verdaderamente significa y no como resignación y conformismo. Tantas veces me ofrecieron trabajos políticos, favorcitos de esos que se quedan debiendo toda una vida y que se vuelven el cáncer de una ciudad, pero fue justamente ahí cuando me di cuenta que una forma inteligente de revelarme y protestar, era rechazar todas esas ofertas aunque ello significara ser una profesional desempleada un largo tiempo.



Hemos sido Manipulados por una maquinaria política fuerte en corrupción y en nombre. La mayoría de ciudadanos han votado toda la vida por los Yepes, los Tapasco, los Barco, etc., y nos han traído hasta aquí sin fuerza, agotados, tristes, con miedo y seguros de que en la próximas elecciones nada cambiará porque los que luchamos para que así sea, somos pocos y de eso estoy convencida. Somos pocos porque fulanito de tal está en Argentina, Perencejo está en Bogotá, tal y tal en Medellín, aquel en París y así se han regado por todo el mundo, porque también somos unos duros en otras ciudades¸ y cuentan con mi admiración por estar demostrando en otros países que académicamente somos muy fuertes y comprometidos, pero lo que no comparto por ninguna razón es la actitud que han tomado esos manizaleños que viven lejos, basada en unos hechos parciales y editados por los medios de comunicación.



Y no soy una resentida por decir que los que viven lejos no deberían opinar sobre la situación actual de Manizales, pues cuando me dé la gana puedo irme y asumir que me salvé de esta ciudad y que voy a tener un futuro distinto; la cuestión es que no quiero irme, porque siento que hay mucho por hacer, hay mucho que enseñar y cantidades enormes de conocimiento para aportar y sin necesidad de mencionar politiqueros ni elecciones ni revueltas.



He conocido una cantidad de personas valiosas para esta ciudad, llenas de grandiosas ideas con un porcentaje de fe tan increible que parecen ciegos y resignados. Carlos Mario Uribe se levanta todos los días a buscar la poesía de su ciudad y se dedica con un gran esfuerzo a convocar a los nuevos escritores para hacer eventos que practicamente salen de su bolsillo y de la solidaridad de algunos que creemos en él, Elsa Victoria Jimenez ha formado a los niños de esta ciudad en el arte y en la sobrevivencia tesa de hacer malabares para ganarse la vida por el arte y no por la mendicidad, Claudia Lorena Sanz León ha metido su corazón, su cuerpo, su sanidad física y mental para crear una especialización en Atención y Prevención de desastres, aunque suene paradójico, porque justamente comprendió que no podía quedarse sentada esperando que llegara un buen alcalde que la apoyara en sus proyectos ambientales y más bien actuó por nombre propio y con la plena intención de hacernos una ciudad más fuerte en manejo del riesgo. Ana Esther García y Alex Cano publican periódicamente las creaciones de los nuevos artistas, de esos artistas del silencio y del miedo que se han vuelto grandes gracias a estos dos amigos, y puedo mencionar 10 más, 20, 30, tantos que han trabajado solos, sin un aval político, solo por la convicción de que en Manizales hay vida todavía y no entes del letargo.





Tanto se dedicaron a criticar desde sus cómodas distancias los manizaleños que se fueron, que nos han herido y decepcionado a los que quedamos luchando y entregando nuestra ciega fe sin importar nada más. El mal siempre opaca la bondad, y es así que nos han ilustrado como una ciudad de rango abolengo, como unos ciudadanos de alta alcurnia y de sangre azul que dormimos bajo el brazo de la corrupción como niños con hambre y con mamitis. Yo pido una tregua a las ofensas porque estamos de luto, porque debemos respetar el dolor de quienes han perdido amigos, compañeros, familia o simples conocidos de barrio, una tregua a sus insultos para que se enteren bien de que en esta ciudad no han parado las quejas y las protestas desde que pasamos por esta emergencia. Ya no se si se aplique lo de que nos merecemos los gobernantes que elegimos porque teniendo en cuenta la manipulación de las urnas y de los tarjetones tal vez no nos merezcamos más que el silencio porque "De lo que no sabemos es mejor no hablar".



Qué es lo que quieren los que nos juzgan tan ligeramente: Qué nos tomemos la alcaldía con fuego y que linchemos a los gobernantes para que retomemos el típico comportamiento violento que nos vuelve animales y que nos da otro motivo de rechazo?, es evidente que hay un hueco enorme que no permite producir el cambio y se trata de la cantidad de gente que se ha ido que ya no vota, que ya no opina activamente, que ya no vive y convive en esta ciudad, que vienen cada 6 meses a hablar y hablar de lo que no han experimentado, que critican las calles, el frío, los bares, el cine, la gente, la educación. Me pregunto si en Bogotá también se indignaron mucho antes de que saliera a la luz pública el carrusel de la contratación, cuántos años llevan con las vías destruidas y las transitan con la queja diaria y resignados. Me pregunto si en Medellin se han indignado mucho por las olas de violencia en la Comuna 13 donde han asesinado al arte más de una vez, me pregunto si en Cali se han indignado mucho por las cifras exageradas de desempleo y si en Pereira se han indignado mucho por la aparición extrafalaria de la mafia. SOMOS TODOS UNOS DORMIDOS ENTONCES porque yo no veo cambio alguno en la historia de este país.



En cambio si tengo que decir que hoy, 07 de Noviembre de 2011, me viene a la cabeza como un video de recuerdos, los momentos en los que los manizaleños salimos a las calles a ayudar a recoger agua, momentos en los que los vecinos de Villamaría ofrecían sus casas para que nos bañáramos y laváramos la ropa. La cantidad de paisanos caminando por las calles encorbatados y ayudando a cargar agua a los señores de la tercera edad y a las mujeres cabeza de hogar. A los conductores que se ofrecieron sin costo para transportar el agua, a los que se parquearon diario en los nacimientos a ayudar a la gente a llenar baldes y botellas. A los muchos que han ido a Cervantes a llevar ropa, cobijas, alimentos, oraciones, sancocho, café, amor... a los muchos que se han metido al lodo a rescastar a personas que ni conocen pudiendo estar en el partido del Once Caldas, o en el centro comercial. Se me vienen a la cabeza las llamadas que hemos hecho preguntando listados y comunicando a toda la ciudad las novedades para que puedan encontrar a sus familiares.



Y si de protestar se trata hay algo que no saben los que han criticado sin piedad, porque los medios de comunicación lo han tapado con información parcializada o errada. Nadie habló de las múltiples manifestaciones en los barrios de Manizales, nadie habló de los carros dañados, de la gente herida, de la propaganda pollítica quemada y destruida como forma de protesta, del histórico y aún fracasado voto en blanco. Nadie habló de los bloqueos de vías y de la toma pacífica de carrotanques y carros de bomberos. Nadie ha hablado de la frustración que se siente en Manizales por tanta crítica mientras pasamos por eventos tan difíciles.



Algunos tendrán razones para creer que somos unos resignados, pero hay más razones para creer que somos humanos invadidos por la solidaridad y el buen corazón aunque esté herido ahora, como el mío.



En lugar de regar la información errada de lo estupidos que somos supuestamente, que tal si se unen a la fortaleza y a la calma que se merece un día de luto como este. Que tal si protestan con nosotros y no contra nosotros, que tal si en lugar de olvidar a Manizales como la ciudad frágil que es, recuperammos la pasión y el respeto que le tienen los ancianos, sólo que esta vez sin depender ni darle tanta importancia a sus gobernantes, pues ya está visto que a ellos no los hemos necesitado los últimos 15 días.





LAURA SANZ

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